Mi Pareja me dijo Egoista

En equipo todo es mas facil!

Marce

7/31/20232 min read

Hace unos años, cuando tenía 32 y mi pareja tenía 34, estábamos ya en el cuarto año de nuestra relación y llevábamos un tiempo conviviendo juntos. Nuestra historia siempre fue peculiar y llena de cariño, pero también con sus matices. Mi pareja, a quien amo profundamente, tiene un lenguaje del amor basado en actos de servicio. Siempre se preocupa por mí, dándome lo mejor, incluso a veces a costa de su propio bienestar. Desde mi chocolate favorito hasta llevarme a los lugares más especiales, su dedicación es incuestionable.

Sin embargo, había algo en lo que diferíamos un poco: él no era tan efusivo en mostrar afecto físico. No era del tipo que daba abrazos y besos constantemente, excepto por esos dulces besos de despedida cada mañana antes de ir a trabajar. Durante las noches, mientras veíamos series o películas, nos sentábamos cada uno en un extremo del sofá, sin abrazarnos, aunque los perros siempre encontraban su espacio en medio de nosotros.

Un aspecto que también me inquietaba era su hábito de quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada viendo videos en YouTube o Reels en Instagram. Trabajaba durante el día y luego pasaba horas frente a la pantalla, lo que le preocupaba a él era aprovechar al máximo su tiempo, pero yo me preocupaba por su descanso.

La situación se agravó cuando empezó a quejarse de dolores de espalda cada vez más intensos. Ya tenía esos problemas antes, y aunque teníamos un colchón algo incómodo y otro más cómodo pero pequeño para los dos, él decidió probar dormir solo en este último para ver si su espalda mejoraba. Yo me molesté un poco por la idea de no dormir juntos, sintiéndome insegura, temiendo que ya no quisiera compartir la cama conmigo. Le expresé mis inquietudes, y él me dijo que solo era una noche para evaluar el colchón y encontrar una solución para su dolor.

En ese momento, me llamó egoísta, y me hizo reflexionar sobre nuestras diferencias. Entendí que sus actos de servicio no debían ser asumidos como un cambio recíproco en su expresión de afecto físico. Quizás, para él, dormir separados por una noche no era una gran cuestión. Reconocí que nuestra conexión iba más allá de dormir juntos o no, y que nuestras formas de demostrar el amor eran diferentes pero igualmente valiosas.

Con el tiempo, aprendimos a entender y respetar nuestras particularidades y necesidades, buscando un equilibrio entre los actos de servicio y la expresión física del cariño. La comunicación y la comprensión mutua se convirtieron en pilares fundamentales de nuestra relación. Aceptamos que, a veces, dormir separados podría ser necesario para el bienestar de uno de nosotros, sin que eso afectara el amor que compartíamos.

Hoy en día, seguimos juntos, con nuestros perros adorables, y enfrentando los desafíos de la vida como equipo. Descubrimos que no hay un patrón único para las parejas, y lo importante es encontrar lo que funciona para ambos. A veces, el amor viene en formas inesperadas y, al final del día, lo que más importa es la conexión profunda que nos une.