La Extraña Realidad de mi Familia

Mi madre ha estado enferma últimamente, lo cual no es algo inusual, ya que se enferma con frecuencia. Sin embargo, lo que no es normal es que experimente delirios y alucinaciones repentinas. Mis padres están divorciados y mi madre formó una nueva vida con otro hombre, pero las cosas no han ido bien para ella. Tienen una hija, mi hermana menor, a quien amo profundamente. Sin embargo, también se despierta con delirios y ve cosas que no están allí.

Mi padre dice que esto se debe al insomnio, ya que tanto mi madre como mi hermana sufren de ello. Según él, cuando duermen, sus cuerpos aún no se han acostumbrado completamente al sueño, por lo que se levantan y comienzan a tener alucinaciones. Pero mi madre asegura que esto le ha estado sucediendo desde que era joven, desde los 14 años. En ocasiones, tiene crisis en las que se levanta de la cama y corre lo más rápido posible para ver el cielo o aclarar su mente. Siempre que se levanta, corre hacia afuera de la casa para ver el cielo, se queda allí unos 30 segundos y luego vuelve en sí.

Mi padre está más o menos acostumbrado a estas situaciones, ya que solían ocurrir con frecuencia cuando estaban casados. Sin embargo, hace cinco años, estaba despierto junto a mi hermano alrededor de las 3 de la madrugada cuando mi madre se levantó. Normalmente, ella se lastima mucho cuando corre, sin importar lo que haya en su camino. Mi padre intentó abrazarla para evitar que se lastimara, pero pude ver desde mi habitación, cuya puerta estaba abierta debido al calor, cómo mi padre la abrazó y le dijo: "Tranquila, cálmate, pronto pasará". Por un par de segundos, ella se calmó, pero luego con un movimiento brusco, arrojó a mi padre hacia la esquina entre el techo y la pared. Mi padre quedó inmóvil en el suelo, mientras mi gata, que ahora descansa en paz, lo miraba y le gruñía. Luego, mi madre dirigió su mirada hacia la ventana de las escaleras y afirmó ver unos ojos similares a los de una serpiente observándola. Mi gata volvió a gruñir y mi madre se calmó. Cuando mi padre finalmente pudo moverse, le habló, y los ojos se alejaron de él. Mi madre asegura haberlos visto, y le creo, ya que solía verlos cuando íbamos a la casa donde vivía con el padre de mi hermana. A veces los veía en la casa de enfrente o una silueta oscura. Sin embargo, esa casa estaba deshabitada y sin vender, por lo que no debería haber nadie dentro durante la noche observándonos fijamente. No podía dormir allí, sentía que me estaban observando y lloraba mucho. Mi madre cubrió la ventana con cortinas y trató de que pudiera dormir, pero siempre sentía su presencia. Podía ver su figura en la oscuridad, gracias a la luz de la calle que se filtraba por las rendijas y lo hacía visible a través de los periódicos. Todas las noches estaba allí, mirándome fijamente. Mi hermano también lo veía, y estoy seguro de ello.